OTRO TEXTO SIN TITULO
Cuida que tu reposo y contemplación no sean como los del perro delate de una carnicería. El miedo no le deja avanzar, el deseo le impide retroceder y abre unos ojos tan grandes como bocas.
Aforismo 47 “El caminante y su sombra”
Friedrich Nietzsche
Todos los sujetos pertenecientes a una “sociedad civilizada” se ven envueltos tarde o temprano en una seria de rutinas estandarizadas, que han llegado a homogeneizar los aspectos generales de la vida a un grado tal que encontrar la individualidad de cada persona se convierte en una tarea osada. Se puede estar envuelto en una monotonía que pasa desapercibida por nosotros mismos y que frena el instinto de innovación y renovación que surge naturalmente en cada individuo. Estamos limitados a los patrones ficticios que una sociedad consumista ha impuesto y parece que no interesa demasiado salir de esta situación ¿Por qué?, ¿Por qué negarnos al cambio, a ser diferentes, a no seguir el mismo modelo que los demás?
Algo es seguro: tendemos a enfrascarnos en situaciones en las que no precisamente se desea estar y no se va más allá de ella con el objetivo conciso de cambiarlas y darles solución. Solo se observa, pero no se actúa. Se llega a la cohibición de ideas por el miedo de lo que representa una situación nueva de la que si bien se puede tener cierto conocimiento para afrontarse, amenaza aquella estabilidad en la que se esta existiendo, misma que en ocasiones por comodidad rehusamos a abandonar, nos estancamos porque simplemente es mas fácil quedarnos como estamos, ¿bien o mal sobrevivimos y tenemos lo que necesitamos, no?, ¿ por que arriesga lo que se tiene por algo que solo especulamos? Preferimos el conformismo antes de salir a buscar lo que deseamos.
No queremos desprendernos de los lugares en que vivimos, de las cosas que desmedidamente acumulamos y que solo roban espacio en nuestras vidas pero que si nos dan artificialmente cierta seguridad y valor como individuos, de las personas que a diario vemos figuradas como amigos pero a las que nunc nos hemos forjado a sabiendas propias de su posible carácter erróneo.
Nos falta valor para salir al mundo tan como somos y enfrentar esas situaciones que quizá atraerían únicas y exquisitas experiencias al ser, y hacer cosas de cosas de carácter único que es verdad, nos apartarían del pensamiento o aceptación común pero que al final nos acercarían mas a lo que internamente somos. Valor para despertar un día de nuestra existencia con la meta de romper ese molde al que embusteramente nos han incrustado, esa rutina molesta que quien sabe quien impuso sobre nosotros.
Posturas como estas, conjugadas con miedos, sentimientos de egoísmo y conveniencia no permiten la evolución de una sociedad en la que realmente no existan los prejuicios, el temor a ser quien se es sin necesidad de utilizar mascaras que nos ayuden a permanecer a esa usanza, esa rutina, ese circulo mediante el que llenamos nuestra falta de valor para nosotros mismos con la compañía de otros individuos ya que es mas fácil que alguien nos de un valor a dárnoslo nosotros mismos. Se desea avanzar, pero es atemorizante la idea, y si no se logra lo deseado tampoco permitimos que nuestros semejantes lo logren, o siquiera lo intenten. Tal vez verdaderamente estamos condenados a ser ese perro sentado frente a una carnicería, solo procuremos que nuestros ojos no se salgan de sus cuencas.
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